Los Retos de la Educación en Argentina; La educación se enfrenta a retos cada vez más complejos, más allá de los cambios urgentes provocados por la pandemia y la mayor vulnerabilidad de toda la comunidad educativa. Al reflexionar sobre el futuro de la educación, debemos tener claros los retos del presente.
No sólo han cambiado la sociedad, el entorno, la organización de las clases, las diferentes etapas académicas, las formas de almacenar y acceder a la información, sino que el papel del profesor, su percepción en el barrio, en el pueblo, en la sociedad en general, se ha transformado profundamente.
1. Autoridad
El primero de los retos de la educación en Argentina es alcanzar la autoridad.
La autoridad del profesor ya no viene dada por el hecho de serlo. Hace años, cuando el acceso a la educación no era universal, ciertas profesiones eran reconocidas por los conocimientos culturales que podían aportar y los conocimientos que certificaban su profesión. Las personas que ejercían estas profesiones eran individuos únicos de cada pueblo o barrio: el maestro, el cura, el abogado, el empleado de banca… la mayoría eran hombres.
Los cambios sociales, la incorporación de la mujer al mercado laboral, la introducción y el aumento exponencial del uso de las nuevas tecnologías en la educación y la difusión del uso de Internet, entre otros factores, han provocado cambios en el perfil del profesor, que ahora es mayoritariamente mujer en la educación infantil y primaria.
Cambio de relaciones
Estos cambios también han provocado cambios en la relación del profesor con la familia y los alumnos, ya que también han provocado cambios en las estructuras relacionales entre la institución educativa y la familia. El acceso a la educación de los padres de hoy, entre otros muchos factores sociales, contribuye a una necesaria corresponsabilidad en el aprendizaje de los niños y jóvenes.
La posición de autoridad del profesor, aunque sigue rigiéndose por un marco normativo que la ampara, debe ser ahora reconocida por los alumnos y consentida por ellos y sus familias, lo que implica no confundir autoridad con poder.
Mediador y guía
El profesor debe ser un mediador cultural, con respeto y orientación. Deben ser conscientes en todo momento de que la orientación y la tutoría son aspectos transversales a todas las asignaturas que imparten. Debe saber generar una autonomía completa en el alumno a través del conocimiento, pero también transmitir el conocimiento de la vida en sociedad, compartiendo las reglas.
A diferencia de la enseñanza que transmite conocimientos y se centra en las conferencias, estamos acostumbrados a hablar del alumno como parte activa del proceso de aprendizaje. Pero es necesario salir de este falso dilema.
2. Responsabilidad y Convivencia
El segundo de los retos de la educación en Argentina es impartir responsabilidad y convivencia.
Lo realmente importante es la relación entre el profesor y el alumno y su relación con la cultura y el conocimiento. Como los vértices de un triángulo, el alumno, el profesor y el conocimiento interactúan entre sí. Esto es lo que genera el verdadero aprendizaje, es decir, hacer de los alumnos adultos autónomos que sepan convivir en sociedad.
La relación profesor-alumno debe contribuir a la construcción de individuos flexibles, abiertos y críticos. También debe hacer recaer la responsabilidad del aprendizaje en los alumnos: los profesores deben ser capaces de crear situaciones y condiciones que favorezcan este aprendizaje.
3. Participación
El tercero de los retos de la educación en Argentina es la participación.
La situación actual nos muestra a un profesor que necesitará una gran flexibilidad y empatía para hacer frente a la creciente complejidad. Trabajamos con altos ratios de alumnos, incluyendo todas las diversidades, desigualdades y grandes dificultades.
Es necesario priorizar el desarrollo de competencias, entender el acceso al conocimiento como algo universal y gratuito, y ser capaces de hacerlo en colaboración y cooperación no sólo con otros profesionales de la educación, sino también teniendo en cuenta el papel de la familia, de otros profesionales, y escuchando la voz de los propios alumnos.
4. Tecnología
El cuarto de los retos de la educación en Argentina es el acceso a la tecnología.
El microcosmos de la escuela no puede dar la espalda a una sociedad donde las redes sociales, las aplicaciones móviles y otras muchas herramientas tecnológicas están cada vez más presentes.
Por lo tanto, en este ámbito como en otros, tendremos que adelantarnos a las demandas de la sociedad, contribuyendo a la formación digital de los profesores y al desarrollo de las competencias de los alumnos en este ámbito. Tenemos que combinar la inmersión en estas tecnologías y redes con el aprendizaje de su uso responsable.
De hecho, su empleo pedagógico ha permitido la implementación de metodologías de colaboración entre los estudiantes y promueve un mejor clima de participación.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que los llamados «nativos digitales» no tienen un acceso crítico a estas herramientas. Los profesores deben actualizar constantemente sus conocimientos y estar atentos a los alumnos que no tienen el mismo acceso a la tecnología para evitar su marginación.
5. Inclusión
El último de los retos de la educación en Argentina es la inclusión.
La escuela del futuro será inclusiva o no lo será. Una educación que ya tiene en cuenta la diversidad hoy en día debe seguir avanzando hacia la verdadera inclusión, incluso más allá de la integración.
Tendrá que incluir las desigualdades y las grandes dificultades, generar metodologías que promuevan el aprendizaje en diferentes modalidades, luchar por transformar los centros educativos en espacios seguros y protectores para todos los alumnos, y garantizar el máximo desarrollo de todos sus miembros.
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